A principios de este curso se jubiló nuestra querida compañera Catalina Jaén, profesora de Lengua y Literatura Castellana del centro desde el año 2008, diez años en los que los alumnos han disfrutado de sus clases y los profesores de una gran compañera, motivada y entregada a su trabajo y a la mejora de la educación en el centro. Aquí os dejamos unas palabras del director del Centro y una entrevista que le hemos hecho.

 

Hay personas que llegan a los centros, los conocen, se identifican, actúan  y  se marchan guardando un buen recuerdo de su paso por ellos y desde el centro se tiene una imagen grata de este profesor o profesora. Pero hay otras formas de presencia y es la que Catalina ha tenido en este instituto, porque a lo anterior ella ha sabido añadirle  el compromiso por transformar su  realidad hacia un mayor gusto por la cultura, la solidaridad, la expresión artística, la creatividad, la superación de localismos restrictivos y la amplitud de miras y horizontes. A esto hay que añadir su capacidad para imprimir un fuerte dinamismo al alumnado y a las actividades culturales del IES, desde una buena gestión del encuentro con personas y entidades locales: mujeres de la escuela de adultos, feria del libro, alumnado del colegio y madres del AMPA.

Aunque nadie hay imprescindible, hay personas que dejan una huella imborrable porque transforman lo más importante: la manera de entender la vida y comprometerse con ella. Un buen ejemplo de ello es Catalina.

Gracias por esta presencia y compromiso.

Francisco Campos (Director del IES Ulia Fidentia)

 

 

  1. Hola, Catalina, ¿qué sensación tienes después de tantos años de profesión ahora que estás disfrutando de tu merecida jubilación?

Hola a todos. Mi sensación es  por un lado de tranquilidad por el deber cumplido y por otro de expectación por el tiempo que a partir de ahora voy a disfrutar. Tengo muchos proyectos que hasta ahora no he podido llevar a cabo. Creo que ahora es el momento de empezar a cumplirlos. Ya sabéis que yo siempre ando enredada en algo.

  1. Háblanos un poco de tu carrera profesional: ¿en qué centros has trabajado antes de recalar en Montemayor?

Han sido más de 34 años  de docencia, siempre en la enseñanza pública.  Empecé como profesora de Griego sustituyendo a dos profesoras en el instituto Séneca y en el Averroes, en enero del curso 1983-84. En el curso siguiente seguí como profesora de Griego en el instituto de Palma del Río y tres meses más tarde en Aguilar de la frontera, dando por fin Lengua y Literatura española. Ambos centros aún no tenían los nombres actuales de Antonio Gala y Vicente Núñez. Ya en marzo dejé de ser sustituta y me convertí en interina tras la jubilación de don José Mª Ortiz Juárez, catedrático de Lengua y Literatura en el instituto Góngora de Córdoba.

Después me dieron una plaza de Latín en Pilas,  Sevilla,  en el instituto las Marismas, sede del antiguo Seminario Menor y hoy sede de la orquesta israelí-palestina del director Daniel Barenboim. Allí me trasladé con mis dos hijos, María y Quino. La verdad es que fue un año extraño, pero en el que hice muy buenos amigos.

Al año siguiente, volví a mis orígenes, a mi pueblo, al instituto Francisco de los Ríos en Fernán Núñez para dar Latín.

En 1987 formé parte de los profesores con los que el instituto Valdeolleros inicío su andadura en La Laboral de Córdoba, en la planta alta de los talleres de automoción. Al año siguiente del equipo del instituto Alhaken II, situado en el mismo recinto.

Puedo decir que he recorrido la provincia por el sur: Cabra, en el instituto de Bachillerato Aguilar y Eslava con un horario nocturno de 6 a 10 de la noche y un 1º de Inglés, asignatura que tuve que impartir durante una semana por error de la Administración. Creo que  me compensó, pues tuve  el honor de conocer a Antonio Muñoz Molina, casi en sus comienzos. Y Lucena, 3 años intermitentes, en el instituto Marqués de Comares.

He dicho intermitentes, porque en medio de estos 3 años me trasladaron a Lebrija, Sevilla, a un centro de F. P, Bajo Guadalquivir.

En los curso 1994-96 me dieron plaza en el IFP. Antonio Galán Acosta de Montoro.

En 1996-97 volví a Fernán Núñez y al año siguiente a Montoro, al mismo centro.

En 1999 me destinaron al  IES Maimónides en Córdoba, un macrocentro con alumnos bastante conflictivos, que no hacían grata la tarea.

Al año siguiente, vino la calma en el I.E.S Adultos, en Córdoba, trabajando con mujeres y hombres muy motivados , que querían terminar sus estudios por distintos motivos.

Entre el 2000 y el 2004 estuve en el IES La Soledad de Villafranca de Córdoba. Fue este último año cuando saqué las oposiciones de Lengua y Literatura en Granada. Habían pasado 22 años de un periplo de inestabilidad laboral, pero a la vez me había enriquecido vitalmente, pues había conocido a muy buenos profesionales y algunos amigos en contextos distintos y creo que esto es positivo, sobre todo en nuestra profesión.

A partir de aquí fueron años de calma y expectativa en el IPFA , Adultos, y años más tarde mi primer destino en Hornachuelos, al que no llegué a ir por una comisión de servicios por enfermedad de un familiar, que me permitía estar cerca de mi domicilio habitual en Cordoba.

En 2006 concurso  y me dan Montemayor y el I.E.S Ulia Fidentia . Durante 10 años he formado parte del magnífico equipo humano que trabaja  sin descanso y con esmero haciendo posible una identidad marcada , original y necesaria para estos tiempos.

Alguna vez me han preguntado por qué no me iba a Córdoba y me jubilaba allí, que si no estaba harta de hacer kilómetros todos los días, pero este centro ha sido para mí un lugar de encuentro con motivaciones compartidas que me han permitido enseñar y educar a un alumnado agradecido y muy válido.

Por esto último, solo tengo que dar las gracias a todos: compañeros y alumnos.

  1. ¿Es muy diferente la escuela que acabas de dejar a la que conociste cuando empezabas?

Sí, es muy diferente. Por un lado los contenidos que se impartían eran más densos y elevados y los alumnos tenían una actitud más receptiva  y respetuosa. También hay que añadir que las asignaturas y el número de las mismas han cambiado. Creo que antes nos dedicábamos a enseñar y ahora la tarea es doble: enseñar y educar y por eso los contenidos se resienten. Creo que se nos han otorgado tareas que conciernen a los padres, pero a la vez estamos bajo su sospecha, así que esto no ayuda sino que provoca más tensión y nos quita eficacia en nuestra labor, ya sea docente o educativa, yo diría  “educente”.

  1. A pesar de los cambios ¿hay aspectos que siguen ahí a pesar de los años en relación con el trabajo con los alumnos?

Creo que sí, alguno queda, pero muy difuminado o escaso: Alumnos que se esfuercen todos los días, que sientan que es el momento de formarse y aprender, que aprecien y valoren la tarea del profesor…

Creo que esa preparación psicológica y anímica del alumnado debe practicarse en un alto porcentaje en el hogar y por los padres, ¿cómo? Pues dando importancia al trabajo de sus hijos, animándolos en su fracasos y apoyándolos en sus éxitos; de igual modo al profesorado, pues a veces se percibe que nuestra labor solo merece críticas y, no precisamente constructivas.

  1. Durante muchos años has animado la actividad del Desayuno Lector, ¿Cómo surgió esta idea y qué valoración haces de ella?

He de decir que cuando yo llegué el Desayuno Lector ya llevaba celebrándose un año y el encargado era Andrés Aguilar. Después todo vino rodado al hacerme cargo de las Actividades complementarias y extraescolares durante 7 años. Además al estar tan relacionada con el Departamento de Lengua, pues he seguido coordinándola y así he podido descargar un poco el trabajo de la responsable de extraescolares de estos años, que era ya ardua.

Es una actividad muy entrañable, pues llegando la primavera, marzo, abril o mayo, incluso, tres generaciones nos reunimos alrededor de nuestro símbolo , el lebrillo, que unas veces es una fuente, abrevadero o forma parte de un patio, para leer, recitar, interpretar, en resumen, recordar a un autor presente o pasado, que por un motivo está de actualidad. Así Lorca, Cervantes, Gloria  Fuertes, Juan Ramón Jiménez, etc.

Es una actividad que ha recibido una gran acogida por los participantes de ciertos encuentros en los que ha participado nuestro centro a nivel nacional.

Tengo que agradecer al Centro de Adultos, al CEIP Miguel de Cervantes y a las madres de nuestro alumnado y  a ellos mismos que han colaborado en su realización año tras año. No sólo en la preparación previa, también en la participación y en la ayuda que siempre me dieron. Gracias.

  1. ¿Podrías elegir algún momento especial o alguna anécdota de tus 10 años en el IES Ulia Fidentia?

Son muchas:

  • Viajes fin de curso con los cuartos hasta fuera de España, a Portugal, la más  estresante.
  • Excursiones, algunas  de ellas fallidas, por falta de alumnado, a pesar de que  eran gratis.
  • La venta anual de mantecados, a veces caótica.
  • La exposición sobre “África en todos los sentidos” y el musulmán orando.
  • La exposición de libros antiguos y las fotos de alumnos con sus padres en el pupitre.
  • La exposición de la mujer, las caretas de mujer, el tapiz de password los poemas colectivos de Andalucía, la Paz, África, La guerra…
  • Los desayunos molineros, las carreras, las graduaciones multicolores, ya sabéis, con mis trapos y mis escuderas Puri y Toñi.
  • Vuestra sorpresa cuando nació mi nieta…
  • La participación en concursos con ganadora incluida.
  • Los chicos del aula de Paco y Andrés que montaron la parra tan bonita y frondosa.

Todos los días han tenido algún destello para retenerlo, pero son tantos que seguro vosotros podéis ponerle alguno más.

  1. Por último, te damos la oportunidad de mandar un saludo de despedida y de decirnos lo que tú quieras.

Gracias por vuestra paciencia en la convivencia diaria, por vuestra amistad, por vuestras palabras de ánimo en el desánimo y de cariño en las horas bajas.

Gracias a Montemayor, a los padres y a los alumnos.

Hace unos días que he vuelto al centro y está precioso, vivo y aunque los alumnos casi no me conocen, porque se han ido yendo, me he sentido como en casa.

Os queda mi amistad, mi aprecio y mi cariño a todos los que me acompañasteis en estos 10 años, pues lo vivido irá conmigo haciéndome mejor persona. Gracias.